Durante años hemos elegido la bicicleta como medio para recorrer aquellos lugares que decidíamos visitar. Por las referencias que nos llegan, Sudáfrica no es uno de los lugares más atractivos para unas vacaciones en bicicleta (grandes distancias, conductores kamikazes, viento...), además de la prohibición de visitar los grandes parque nacionales sobre dos ruedas. Por lo que en esta ocasión y sin que sirva de precedente... rentaremos un coche y nos dedicaremos a recorrer cómodamente el sur de Africa.
¿nos estaremos haciendo mayores?

PARQUE NACIONAL KRUGER.


Tras aterrizar en Johannesburgo, nos dirigimos directamente al parque nacional más famoso de Sudáfrica. La posibilidad de visitar estas áreas protegidas por tu cuenta (no es necesario ir con agencia) hace que dediquemos diez jornadas para recorrer este extenso parque.








SUAZILANDIA.

Abandonamos el Kruger y nos adentramos en el pequeño reino de Suazilandia.  
Después de largas jornadas encerrados en el coche sin apenas estirar las piernas, al fin encontramos un par de áreas en las que los humanos no entramos en la dieta de la fauna local, por lo que aprovechamos la ocasión para hacer algunas caminatas.



SUDESTE SUDAFRICANO.

De nuevo en tierras sudafricanas conducimos hasta el sudeste del país para visitar el estuario de Santa Lucía y los parque Hluhluwe-Imfolozi.
La fauna salvaje no representa ningún peligro siempre que no se baje del coche y se respeten ciertas normas de seguridad. Una muy a tener en cuenta, es mantener la distancia con una manada de elefantes, máxime si ésta cuenta con crías. Pero en ocasiones, te puedes llevar un buen susto como el que nos llevamos nosotros al encontrarnos de frente con esta numerosa manada en una sinuosa pista de Hluhluwe. Tras retroceder unos centenares de metros marcha atrás... otro enorme paquidermo nos cerró el paso por la retaguardia. Por suerte la manada decidió obviar a este par de seres atemorizados y seguir camino a través de la vegetación.




DRAKENSBERG.

Pero Sudáfrica no son sólo animales salvajes, también cuenta con áreas de montañas espectaculares. Una de las más famosas son las que conforman la cordillera de los Drakensberg.


Paseando por los senderos del Royal Natal Nac. Parc. nos preguntamos si estaremos en Africa o caminamos por los farallones de Ordesa.


LESOTHO.

Cruzamos la frontera con este pequeño país y parece que hayamos retrocedido unas décadas en el tiempo. 




Por primera vez en lo que llevamos de viaje, echamos en falta a nuestras antiguas compañeras de viaje. Lesotho es un país muy montañoso, pero a la vez tranquilo para el pedaleo. No obstante, el medio ideal para recorrer el lugar, es el empleado por los lugareños, el famoso poni.








DE NUEVO SUDAFRICA.

Nos dirigimos ahora hacia la costa sudafricana, pero de camino vamos saltando de parque en parque. Visitamos Montain Zebra, Camdeboo y el concurrido Addo Elephant.





LA COSTA AUSTRAL.

El abrupto litoral sudafricano ofrece multitud de paisajes. Amplios estuarios, montañas que mueren en el mar, grandes dunas...


Esta costa cuenta con algunas de las caminatas más famosas del país. Por lo que no desaprovechamos la ocasión y paseamos por alguno de éstas.



Recorremos la famosa y transitada Garden Route
Cada fin de semana, los sudafricanos blancos se dedican al "exhibicionismo", ya sea de enormes Harley Davidsones, deportivos de época o lujosos yates.





Si Sudáfrica cuenta con una excepcional fauna terrestre, las aguas que bañan sus costas no se quedan atrás.
Hermanus está considerada una de las mejores zonas del mundo para el avistamiento de grandes cetáceos desde tierra firme. Y haciendo honor a su fama, el lugar nos recibe con un par de ejemplares a escasos metros del acantilado.

Pero las frías aguas de la costa austral, alberga a otras muchas especies, como el simpático pingüino africano de anteojos.



Nos acercamos al cabo de Agulhas (el más meridional del continente) y al temido cabo de las tormentas, posteriormente denominado de Buena Esperanza.

Nuestro viaje toca a su fin, y a primeros de Diciembre llegamos a Ciudad del Cabo. 

Nos despedimos de esta agradable ciudad y sus suaves temperaturas. En pocas horas volaremos de regreso a la gélida Gasteiz.